miércoles, 2 de julio de 2014

Julisa Velásquez: La ingeniera naval que la rompe en el fútbol femenino

















Fotos: Rodrigo Gavidia Plasencia

Hace muchos años, en el conocido barrio de Ciudad del Pescador, había una niña que no era como cualquiera: prefería una pelota y ropa deportiva antes que un vestido o una fiesta. Esta pequeña era Julisa Velásquez Mogollón, la gran jugadora de Alianza Lima y de la selección peruana que la rompe con el número “8”.

Lamentablemente, en sus inicios Julisa fue un poco discriminada por la tonta idea machista de que "las mujeres no pueden jugar fútbol". Desde el colegio Inmaculado -el cual quedaba a pocas cuadras de su casa- era la única mujer que disfrutaba jugando al deporte rey. Según nos cuenta Julisa, junto a sus compañeros hacían una pelota de papel con cinta scotch  y jugaban fútbol. Debido a esto, la directora llamaba a su abuelita para que le llame la atención a Julisa y no la dejara jugar "porque decía que ella no era hombrecito".

Ella jugaba fútbol en su barrio con todos los niños, sin embargo, debido a su gran insistencia, sus padres la llevaron a Cantolao. A pesar de que no jugaba mucho -debido a que el equipo era de varones y ella era la única mujer- es en esta academia donde inicia su carrera como futbolista, aproximadamente en 2003.

Según nos cuenta su mamá, Julisa jugaba la Copa de la Amistad, sin embargo, en el torneo AFIM  la ponían sólo 15 o 20 minutos por precaución a golpes o heridas, ya que solo jugaba con hombres. Era tanta la pasión de Julisa, que lloraba mucho hasta cuando jugaba en el segundo puesto: ella quería ser titular. 

Video: Pasión Femenina

El gran cambio


Colegio San Agustín - Lima
El colegio San Agustín -al ver el gran talento que tenía Julisa- la becó para que estudie y pueda formar parte del equipo del fútbol femenino del colegio. El primer torneo exclusivo de mujeres que jugó Julisa fue el ADECORE (Asociación de Colegios Religiosos).


Es en este colegio donde Julisa aprendió a organizar y coordinar sus horarios. Esto debido a que pasaba prácticamente todo el día en el colegio y debía organizarse para estudiar, entrenar en la selección (tres días a la semana), entrenar para el colegio, realizar los refuerzos y asesorías en el colegio y sus tareas cuando llegaba a su hogar.

Le daban permisos para poder entrenar con la selección e incluso hasta almorzaba en el colegio. Ojalá muchos de los colegios, instituciones educativas y deportivas, brinden los mismos apoyos a los deportistas en general para poder tener nuevos y más valores en el deporte nacional.

Una pasión blanquirroja

Selección femenina 2013
Todo esfuerzo cosecha una recompensa, y fue lo que a Julisa le sucedió. Después de un partido de play-offs interescolar -que incluso fue televisado- el gran Jaime Duarte se comunica con ella. Ese dominio del balón, visión de juego y dedicación hacia el deporte, hicieron que a Julisa la convoquen para la Selección Peruana de Fútbol Femenino, donde ha jugado en las siguientes categorías:

  • -     Sub 17
  • -      Sub 20
  • -      Mayores
Como era de esperar, esta fue la alegría más grande que pudo recibir su madre: todo el esfuerzo -tanto de ella como de su hija- estaba rindiendo los frutos que soñó.

Ingeniera íntima

Es muy extraño escuchar que un futbolista -aparte de ser futbolista- es también licenciado en alguna carrera; y más si son carreras que, según los estereotipos, son para personas con una inteligencia resaltada.

En una charla vocacional -acompañando a su tío- se enteró de la carrera de Ingeniería Naval e investigando se dio cuenta que eso era lo que ella quería. Le gustaron los proyectos, arquitectura y diseño que trae esta carrera. Así como dicen "el ingeniero Pellegrini", tal vez escucharemos en un futuro "la ingeniera Velásquez".

El número “8”

Aunque en el Sub-17 -en el 2009- ella tenía la 17, fue en el último Sudamericano Sub-20 donde el utilero le dio ese número; no se sabe si por alguna razón en especial, pero le quedó muy bien. Hasta la actualidad usa este número en la espalda.

Con el número “8” logró ser la mejor jugadora del Campeonato Sudamericano Sub-20 realizado en Sao Paulo. Según nos dice Julisa, hasta hoy usa ese número por las alegrías que a obtenido mientras lo ha tenido.

Tanto talento viene de familia

Foto: Rodrigo Gavidia Plasencia
Por la sangre de Julisa recorre el talento de futbolista, ya que su bisabuelo paterno fue el gran Domingo García, jugador de Alianza Lima en la época del famoso Rodillo Negro. Su bisabuelo Domingo fue parte de la Selección Peruana que participó en el mundial de Uruguay 1930 y también parte del equipo aliancista que fue campeón -junto con Alejandro Villanueva- en los años 1928, 1929, 1931, 1932 y 1933 (sin contar el de 1934 que aún está en disputa).

Con ese talento en la sangre, es inevitable jugar tan bien como lo hace Julisa. 





El apoyo familiar


La señora Flor de María Sullón Mogollón, su madre, es su mejor amiga y fue su compañera día a día, como textualmente lo dice "todo lo mío le di a ella”. Si Julisa tenía entrenamiento, ella se iba con su hija. Le dio todas las oportunidades, incluso se iban hasta Lurín desde temprano y regresaban a las seis de la tarde, todo por ver feliz a su pequeña. Una frase a enmarcar fue: “Julisa para nosotros es como una diosa, sin plata, pero es nuestra diosa”

Julisa también contó con el apoyo de su padre Edmundo Velásquez Mogollón, quien lamentablemente por motivos de trabajo no la podía acompañar como su madre; sin embargo, el fue su 'entrenador criticón', el que en la actualidad dice que "su hijita ya esta jugando mejor".

En el caso de sus hermanas, desde pequeñas tuvieron un poco de celos hacia ella, ya que todos le dedicaban muchísimo tiempo a Julisa y a veces las dejaban de lado. Sin embargo, la lesión de Julisa las unió más: estuvieron los 7 meses de la rehabilitación apoyándola.


Julisa nos contó que Shirley, su hermana, le abría la ventana para que se escape a jugar fútbol y luego la volvía a abrir cerca de la medianoche -previa llamada de Julisa con una piedrita- para poder ingresar a su casa.

La lesión que pudo cambiar su carrera

Todo gran logro tiene momentos difíciles y a Julisa le sucedió uno muy grande. Fue en un partido de práctica con la selección, poco antes de salir de viaje. Ella jugaba de delantera y, en una jugada dividida, impactó con la arquera y tuvo una fractura de tibia con peroné (lesión muy peligrosa para un futbolista).


La operó el doctor de la selección mayor, Julio Segura. Hizo su rehabilitación con Blas -kinesiólogo de la selección- y cuando Alianza la llamó, continuó con su rehabilitación en el club victoriano, en donde recibió el alta médica meses después.

Llegada al equipo de sus amores


Muchos pensaban que Julisa no volvería a jugar después de su lesión, pero el año pasado Samir Mendoza (técnico actual de Alianza Lima y alguien muy importante en la vida de Julissa) la llamó para integrar el equipo. Julisa aceptó debido a que deseaba jugar nuevamente después de su lesión. Que mejor que hacerlo en el equipo del cual ella es hincha y además, de esta manera podía continuar con el ciclo de sus familiares que jugaron en el equipo blanquiazul.

El barrio


Su barrio, Ciudad del Pescador, pudo ver los primeros pasos de esta gran jugadora que ahora sobresale en el fútbol femenino. Los vecinos siempre la apoyaron, como el señor Alejandro Paiva y su nieto. Este barrio es conocido porque siempre ha aportado talentos al fútbol peruano y Julisa no es la excepción.

Podemos ver que en este lugar, Julisa no es el único gran valor del fútbol. Su gran amigo de infancia, Anthony Saavedra, está en las divisiones menores del club Alianza Lima y apunta a ser un gran baluarte del equipo íntimo. Esperemos que Ciudad del Pescador siga sacando valores para nuestro fútbol peruano.

Sus entrenadores

Samir Mendoza y Jaime Duarte fueron muy importante en la vida de Julisa, son como sus segundos padres. La apoyaron en todo momento, la alejaron de los peligros en el fútbol e hicieron -con sus consejos- una gran jugadora como lo vemos ahora.

Samir Mendoza estuvo con ella en el equipo de Surco, siempre estuvo pendiente de Julisa y la convenció para conformar el nuevo proyecto de Alianza Lima.

Jaime Duarte fue el veedor que llamó a Julisa a la selección y aun sigue en contacto con ella, siendo entrenador de la reserva de Alianza se cruzan mucho en Matute.


Esperemos que -así como a Julisa- más padres, colegios e instituciones apoyen al deporte en general y en especial al fútbol femenino. Recordemos que no sólo los hombres juegan al fútbol, invirtamos en las mujeres que tienen gran capacidad para este deporte y que tal vez puedan darnos más logros que los varones.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario